jueves, 13 de diciembre de 2012

Gracias por el fuego, che - Mario Benedetti y sus poemas

Cuando fui a Lugano en octubre, estaba leyendo una copia en lengua original de Gracias por el fuego, cosa rara que encontré en la sección "Libri in spagnolo" de la biblioteca de Faenza. Me llamó la atención que nunca había leído nada de Benedetti, si bien lo conocía como escritor famoso y hombre de convicciones e ideales a mí tan queridos. Recuerdo que iba en el tren leyendo la historia de Ramón Budiño y sus reflexiones sobre la vida, la idiosincracia de su país, la idiosincracia de los que se van y miran a su patria desde arriba, desde otro nivel de vida; sobre el amor también, ese matrimonio a desganas, las repetidas infidelidades, Dolly y su Corazón coraza

No hablaron casi nada durante el viaje. Ella tomó un cigarrillo y él le acercó el encendedor. "Gracias por el fuego", había dicho ella. Y nada más. ¡Si él hubiera sabido! Pero nadie sabe. 

Gracias por fuego, repetí yo. Cuánto poder encierra esta frase, al parecer simple y trivial. Me quedó rebotando en la cabeza durante todo el viaje, pensando en aquel fuego encendido, tal vez sin querer y que aún no se apagaba. Menos mal... 

foto de Fundaicón Mario Bendetti
Nos resignamos al momento único y feliz. Preferimos perderlo, dejarlo transcurrir sin siquiera hacer el razonable intento de asirlo. Preferimos perderlo todo, antes que admitir que se trata de la única posibilidad y que esa posibilidad es solo un minuto y no una larga, impecable existencia.
 
Mario Benedetti nace en Paso de los Toros, Uruguay, el 14 de septiembre de 1920, con un nombre mucho más largo que el simple Mario que eligió para la vida (Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia). Vive su adolescencia en Montevideo y luego parte de su vida en Buenos Aires. Escribe para varios semanarios, entre ellos Marcha (1945-1974). Funda y dirige el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas. Es nombrado, además, director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República de Montevideo.
En 1971 crea el Movimiento de Independientes 26 de Marzo, que formó parte de la coalición Frente Amplio de Uruguay. Tras el Golpe de 1973 en su país, Benedetti se exilia en Buenos Aires, y luego en Perú, en Cuba, y por último en Madrid, donde residiría por diez largo años, lejos de su mujer Luz López Alegre, su gran amor y compañera.
Regresa a Uruguay en 1983, para inciar el período denominado por él mismo "desexilio". Entre sus obras más famosas se encuentran: La tregua (1960), Gracias por el fuego (1965), Andamios (1996) y muchas antologías de poesías y ensayos.
Benedetti fallece en Montevideo el 17 de mayo de 2009, a los 88 años de edad.

foto de Fundación Mario Bendetti
La muerte se esta vengando siempre de nuestras vacilaciones; la vida se compone de 3 etapas, vacilar, vacilar y morir; la muerte en cambio no vacila frente a nosotros.
Volví de Lugano, algo cambió, terminé de leer la novela, me puse a buscar las poesías que había escrito, las leí, me emocioné, las volví a leer, descubrí cosas nuevas, matices, todo estaba ahí. Las comparto con quien me lee. Gracias por tanto fuego, Mario.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

De miedos y choques dulces.

El otoño en la hojarasca roja y amarilla suiza. Ginebra se abre ante mí maravillosamente, con una serenidad que conmueve. Dejada atrás Rue Voltaire, doblo en Boulevard James-Fazy y veo un rinconcito verde salpicado de otoño que me llama la atención; allí me dirijo y el sol me besa las mejillas. Los nenes corretean en la placita de juegos y gritan cosas incomprensibles para mis oídos forasteros. 
Un árbol con hojas que son lágrimas amarillas, bellísimos pétalos en decadencia que me fascinan. Camino hacia el río y ahí me quedo, apoyada en la baranda, "prohibido tirarse" indica un cartel. Una pareja anciana pasa a mi lado, metiéndose para siempre en la foto que estoy sacando justo en ese instante. Así serán siempre para mí, nunca morirán en mi recuerdo. Vaya uno a saber cuántos años llevan juntos, cuántos paseos por la tarde de la mano, cuántas miradas cómplices. ¿Dónde se habrán conocido? Tal vez fue amor a primera vista, quizás si aún sus labios se buscan en la oscuridad de la habitación antes de las buenas noches.
fall Ginebra autumn otoño autunno
...and ne forhtedon na.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Cosas que me pertenecen ya.


Caminaba por las callecitas del centro de Faenza de vuelta a casa. Un intenso olor a madera y humo salía de alguna casa y se mezclaba casi maestramente con el otoño: castañas y canela. Se me ocurrió pensar en las pequeñas cosas, aquellas cosas simples que me hacen estar bien, en las que me reconozco todos los días. Cosas que me pertenecen ya. ¿Será que la felicidad reside intrínsecamente en los pequeños gestos, en la cotidianeidad de las cosas o en su recuerdo, tal vez en la luz prendida de un pasillo? La mesa tendida con el mantel rojo un 24 de diciembre, la pasta frola de membrillo que se rompe entre mis dientes, un tarro de polvorones en la cocina de mi abuela, las galletitas que ya no las venden sueltas en el kiosko, caminar sin pisar las uniones de las baldosas, leer a Cortázar con la sensación de que te roba las palabras, “andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, palabras simples que dicen todo, ojos verdes, una canción de Ismael Serrano, “hasta Pueyrredón y Las Heras”, el boleto que me regalaba todos los días una inicial distinta, las chapitas de la Coca-Cola también, el guardapolvo blanco escrito que mi mamá no almidonó más, besos que saben a mate, sacar fotos muchas fotos de un lugar único y apagar la cámara pensando que es mejor fijármelo en los ojos para siempre. 

membrillo_bsz2012

jueves, 25 de octubre de 2012

Pequeñas grandes revoluciones

La tarde va cayendo en la campiña milanesa. El tren Freccia Bianca en el que viajo va rápido y el cielo anaranjado llama poderosamente mi atención. Una gran sensación de paz, eso me transmite. Sentado enfrente, un hombre joven me espía por el vidrio de la ventanilla, me doy cuenta y sonrío. "Siempre el mismo jueguito de las miradas cruzadas" pienso divertida, sabiendo que es un momento que empieza y muere allí. Como todo. ¿Cómo todo? 
Fito me canta el Amor después del amor y sigo sonriendo. ¡Qué loco! Y me río sola. El señor sentado a mi izquierda me observa curioso, debe pensar que tengo algún toquecito, pobrecita. Sin embargo, no parece tenerme lástima, todo lo contrario, creo que envidia algo de esa felicidad efímera en mi sonrisa. Qué loco todo esto. ¿La vida es esto, entonces? Justo unos minutos antes en Milano Centrale leo una frase de Boris Pasternak que dice algo así como que el hombre ha nacido para vivir y no para prepararse a vivir. Me quedo con eso, pensando en todos aquellos momentos desperdiciados, malusados, idos, muertos sin estrenar. ¿Cuántos presentes echados a perder proyectando futuros inexistentes? ¿Cuántos mañanas que nunca dejaron de ser ayeres para convertirse en hoy, ahora, ya? Nunca pasaron a ser presentes tangibles, se truncaron sin razón aparente, así puf paf. 
El sol ya se escondió del todo, pero todavía veo las vías y algún que otro árbol lejano. Vivir el presente, dicen. Lo que tiene de trivial lo tiene de verdadero. Qué loco. Me apoyo sobre el borde de la ventana, y el aire acondicionado está al máximo brrr. Creo que me está gustando todo esto. Son esas pequeñas grandes revoluciones necesarias que llegan un día y te sacuden el alma, estremeciéndote la piel. Cerrás los ojos y las imágenes se agolpan confundidas, si bien te parece todo tan claro. En el fondo, nunca hubo cosa más simple que ésta. Qué loco todo, qué loco.


martes, 9 de octubre de 2012

"Sé que largué un bumerang que todavía no volvió" - Descubriendo a Juana Bignozzi

Hay un programa del canal argentino Encuentro que se llama El libro perdido. Lo conocí el año pasado cuando mi profesora de literatura de la facultad nos enseñó el video de este programa sobre Gotan, de Juan Gelman. Ayer lo anduve buscando, y por una de esas casualidades de la vida, me encontré con otro video, siempre de El libro perdido, pero que hablaba de un libro y de una autora que mis pobres e ignorantes oídos nunca habían escuchado. 
Así fue como descubrí a Juana Bignozzi y su libro Mujer de cierto orden (1967). Me pareció muy interesante el poema que ella misma lee y por eso me fui a informar un poco más sobre su vida y sobre su obra. Confieso que quisiera poder leer alguno de sus libros y así poder escribir sobre su poesía, pero lamentablemente, no pudiendo contar con una biblioteca equipada de libros en castellano cerca, me conformo con lo que pueda recopilar en internet. Es por eso que voy a poner las fuentes de donde saco la información, para agregarle algo de seriedad al asunto, ¿no?

[...] tan sola, que vivirá siempre detrás de una ventana
y todo lo que le ofrecen está demasiado azucarado.
La impresión que tuve leyendo esta entrevista a Juana Bignozzi, fue la de estar conociendo a una mujer fuerte, de ideas y convicciones muy intensas. Sentí casi un déjà-vu, como si su carácter me resultase familiar o, simplemente, querible. Nacida en el seno de una familia argentina anarquista, Juana se crió con pocas cosas, apenas un par de zapatos, pero en una casa llena de libros y revistas. Ella dice: 
En casa había muchos libros y una vez por mes íbamos al Teatro Colón. Era una decisión sobre en qué cosas se debía gastar y en cuáles no, y si bien de chica yo hubiera querido tener más ropa que libros, con el tiempo me di cuenta de que ésa había sido la mejor manera que mi familia había encontrado para ayudarme. Ese obrero cultivado, amante de la cultura, sin proponérselo me estaba haciendo cambiar de clase. La cultura nos hace cambiar de clase. Una no traiciona lo que es, pero se produce un ascenso social irremediable y empezamos a tener otro tipo de apetencias y necesidades.

sábado, 6 de octubre de 2012

Desayunaba con Morrissey, ahora me acuesto con él

La voz de Morrissey siempre la relacioné a Swansea y a una cocina. Esa cocina en la que siempre desayunaba tostadas, huevos revueltos, bacon y Nation Wales Radio. ¿Cómo no sentir algo de nostalgia al escuchar las notas de Please, please, please let me get what I want? Cómo no pensar en aquellos días de septiembre, primeros tiempos en tierra galesa, apenas una sonrisa y el mundo estaba en mis manos. Parecía tan real, auténticas emociones, amistades pasajeras y pasiones efímeras, lo hubo todo.

Será una cuestión kármica, pero siempre termino hablando de aquella época, de mi otra vida, de cuando mi mundo se partió en dos, o en tres, y nunca más pude volver a juntarlo. Estos munditos tan míos, vaya uno a saber si quieren reunirse, ser una cosa única e indivisible, ordenada e inmutable. Mis munditos van por la vida (mi vida) separados, pero por caminos paralelos, parecidos, bajo las mismas convicciones e ideas, hasta creo que comparten las mismas pasiones, aman de igual manera, temen asustarse con miedos similares. Sin embargo, si hay algo que todavía recuerdo de las interminables horas de matemática de la escuela, es que en la geografía euclidiana las líneas paralelas nunca se encuentran. Jamás. 

domingo, 30 de septiembre de 2012

"Yo soy una y soy mil, todas las vidas pasan por mí". Alfonsina Storni, sus flores y su mar.

Siempre me llamó la atención la vida de Alfonsina Storni, gran poetisa argentina, nacida en Suiza. Desde chica, oí hablar de ella, de sus poemas románticos y (ahora lo entiendo) eróticamente atormentados. Me acuerdo una vez de una maestra que nos hizo escuchar la zamba Alfonsina y el mar, de Ariel Ramírez y Félix Luna, cantada magníficamente por Mercedes Sosa. Sin embargo, poco nos enseñaron de su vida y de su obra. Nunca había leído una de sus poesías, hasta que me puse a buscar en la red y encontré flores, colores, lágrimas, alguna que otra rima, un mar... un mar que se lo llevó todo, o que la acompañó en su partida, puntos de vista. 

Alfonsina Storni nació en Sala Capriasca, Suiza en 1892. Sus padres eran de Lugano, pero habían vivido en Argentina antes del nacimiento de la hija. Regresaron al país después de un tiempo, instalándose en San Juan, donde la familia tenía una cervecería. A los pocos años, se mudaron a Rosario y allí Alfonsina, cansada de las tareas del hogar que no la conformaban, empezó a buscar trabajo para independizarse, primero en una fábrica y luego como docente, pasando por el oficio de actriz. 
En 1911 se trasladó a Buenos Aires, donde dio a luz a su hijo Alejandro, de quien se desconoce el padre. En la Capital entabló amistades con distintos poetas de la época, entre ellos Horacio Quiroga y Juana de Ibarbourou. Superada una fase incial algo difícil, supo demostrar sus cualidades poéticas: en 1920, publicó Languidez que le mereció el Premio Municipal de Poesía y el segundo puesto del Premio Nacional de Literatura. En 1925 sacó el libro Ocre, con el que marcó un cambio de rumbo en su poesía, pudiendo tratar temas ligados al feminismo y a la realidad de las mujeres de aquella época. 
Alfonsina fue una poetisa reconocida en el país y en América Latina. Sin embargo, sus últimos años se vieron ofuscados por la enfermedad y la depresión: en octubre de 1938, se quitó la vida en Mar del Plata, arrojádose desde una escollera, o como dice la canción en la versión más romántica de su muerte, internándose lentamente en las frías aguas del mar.

Sin duda, habría muchas más cosas para contar sobre su vida, pero prefiero elegir sus obras, o algunas de ellas, para que hablen por sí solas y nos digan quién era Alfonsina. Espero que les gusten.

Alfonsina Storni
Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

De mi piel errada tal vez

¿Puede la piel estar tan errada?

Decime, ¿tu piel se eriza al roce de cada piel?
Dime, ¿tus ojos sonríen al ver lunas ajenas?
o, ¿acaso tus labios buscan siempre otros labios,
insaciables
incansables,
agotándose sobre otros regazos?
¿Puede la piel estar tan errada?

Contame, ¿tus manos arrebatan 
todas las noches ropajes
armaduras, 
disfraces?
Cuéntame, ¿tus dedos exploran
profundidades escondidas
con cada puesta del sol?
¿Puede la piel estar tan errada?

Hablame de tu vientre
sobre otros vientres,
de tu pecho enardecido
que encuentra relieves,
y planicies.
Háblame de tu virilidad encendida
indomable
que derrumba el misterio,
lo conoce
lo besa
lo derrite
lo estremece,
hasta volverlo otra vez
misterio.

Dime, cuéntame, háblame 
de ti
de quien sos vos.
Narrame tu vida como
un cuento, una gran aventura. 
Pero mentime, te ruego,
si derrumbas otros misterios,
si exploras guaridas secretas,
si tus labios sedientos
buscan labios cualquiera.
Miénteme y dime que no,
que no hay misterios,
que no existen escondites, 
que tu sed no se cura 
si no es con mi boca. 

¿Puede mi piel estar tan errada?

sábado, 22 de septiembre de 2012

Tras los pasos de Cortázar por Montparnasse.

Viernes gris, último día en París. El cielo plomizo se va abriendo paso entre medio del poco celeste que queda. Camino por Montparnasse tratando de seguir, en vano, el recorrido que me sugiere la guía. Qué fácil es perderse entre tanto verde, tantas callecitas y tantos pensamientos. 
Pienso en aquellos que en un pasado no muy lejano miraron el mismo verde, caminaron las mismas calles y pensaron...¿las mismas cosas quizás? ¿En qué pensaban ellos?

París, Sena
"Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico".

martes, 18 de septiembre de 2012

"Unos dicen que soy de los que van, aunque estoy descansando del camino". Carmen Conde y su valiente canto de amor

Descubrí a Carmen Conde hace un par de años, gracias a un curso de Literatura Española de mi facultad sobre la poesía y las mujeres. Me gusta poder conocer a autores nunca antes leídos, es como hallar algo importante que venías buscando hacía tiempo. Es la sorpresa de leer versos distintos, pero también la complicidad de saber exactamente de qué hablan.

Carmen Conde nace en Cartagena, España, en 1907. Licenciada en Filosofía y Letras, se dedicó a la docencia, fundando junto a su marido la primera Universidad Popular de Cartagena. Supo conciliar su profesión con la poesía, publicando detrás del nombre Florentina del Mar varios libros de prosa y de poética. Además, fue la primer mujer en obtener un puesto en la Real Academia Española.

He venido a quererte, a que me digas tus palabras de mar y de palmeras;
tus molinos de lienzo que salobres me refrescan la sed de tanto tiempo.
Me gusta leerla porque es una mujer fuerte, valiente, que le canta al amor sin tapujos, sin miedos. Quién pudiera hacerlo! Quién fuera tan valiente para amar sin reservas, y gritarlo a los cuatro vientos porque sí. Carmen Conde le habla a su hombre de igual a igual, desde la misma altura, sin asustarse de ese miedo que lo abarca todo cuando el corazón te estalla en el pecho y la piel te queda chica.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Pequeña reflexión desde Pont Alexandre

El tiempo en París es bastante inestable: llueve, sale el sol, se nubla y hace frío. Es miércoles y estoy en Pont Alexandre III mirando el Sena. Hoy visité el Louvre -siempre inmensamente clásico - y luego caminé por los lujosos Champs-Élysées. Me pregunto por qué París es la ciudad más romántica del mundo para muchos. ¿Qué factores determinan el romanticismo de un lugar?
Apoyada sobre la fastuosa baranda del puente creo escuchar las melodías de Yann Tiersen que me acercan a la ciudad de Amélie Poulain. Será el ambiente que existe en París, o el arte por doquier. Tal vez es lo que esta maravillosa ciudad significa para el mundo de las artes: la cuna de las ideas revolucionarias, la mesa de un café en Montparnasse, el lecho vacío el día después de la pasión. 
El amor se respira en el aire en París, así dicen. El amor se palpa, se siente... se siente, sólo porque ya lo sentís adentro, con vos. Cruzar uno de los tantos puentes de esta ciudad y contemplar su río, te evoca momentos, miradas, roces. Quizás una persona, dos, o tres. El Sena y yo, en Pont Alexandre, con el sol de frente, la Torre Eiffel a lo lejos, Invalides a mi izquierda. El dorado de las esculturas encandila en un día como hoy, pero no podés dejar de mirarlas pues el cielo cinéreo insiste en mostrártelas, resaltando el oro de una espada o de un par de alas.
Cinco años atrás yo, desde este mismo puente, miraba este mismo río y dedicaba latidos a una persona de la que hoy recuerdo apenas su voz. Cuántas miradas desperdiciadas, cuántos puentes derrochados en alguien tan lejano, cuánto río para una pasión tan chiquita. ¿Y ahora qué? ¿Las pasiones son grandes, los puentes acercan y las miradas hablan por sí solas? ¿Acaso ahora el corazón se te infla en el pecho y lo abarca todo, empujando, exigiendo más espacio? Y ahora, ¿qué? El Sena es siempre el Sena, los puentes parisinos allí estarán, fieles a su destino, ¿pero tus ojos: qué otras pasiones los encienden? ¿Qué otros temblores los hacen llorar? 
 
¿Tus ojos acaso todavía se emocionan? 

Pont-Alexandre-ParisPont-Alexandre-Paris

espada-Pont-Alexandre

Sena-Pont-Alexandre-bsz2012

miércoles, 29 de agosto de 2012

Del mar, tus ojos y las ganas de libertad

Hay músicas que te llevan lejos, en el tiempo y en el espacio. A veces basta una canción, una nota apenas. O un largo viaje. Un par de horas sentada en un tren, escuchando música y recordando. 
El mar Adriático va cambiando de color a medida que el tren sube: en Puglia es hermoso, cristalino, celeste; ya en Marche se torna verdoso, menos cristalino. En Romagna, pasa a ser turbio, pero qué bello es este mar! Celeste, verde. Verde como tus ojos, celeste como mi alma. 

El mar de la Puglia, celeste, cristalino - 2012 bsz
 Te pienso desde lejos, más cerca de tu tierra ahora, pero lejos. Siento la conexión que nos une, la veo, ¿será una imaginación mía? ¿Cómo conciliar este vínculo que me ata a vos con mis ganas de libertad? Algunos hablan de amor, sin embargo para mí es otra cosa, si bien todavía no sé bien qué es. Hace ya un año y medio que trato de descubrir qué es lo que me une a vos, pero no logro descifrar nuestro código. 
Hoy me sorprendiste una vez más, siendo el mismo de siempre casi que podía adivinar tus pasos. Tus bromas predecibles y tus preguntas de guión me hicieron sonreir. ¿Cómo querer olvidarte si seguís siendo aquel chico algo tímido pero encantador, todo risas y miradas cómplices? ¿Cómo tratar siquiera de enterrar esa parte de mi vida, en la que nos conocimos y fuimos grandes juntos? 
El tren para en Pesaro, sube un pasajero y se sienta a mi lado. Es un muchacho joven, de unos treinta y pico y con un fuerte acento romano. Hace calor y su rodilla toca mi pierna. Miro el mar, verde y tranquilo, sin moverme. Nos quedamos un largo rato así, yo escuchando a Ben Harper, y él jugando con su celular. Mi mente me lleva a otros lados ya pisados, aunque poco explorados. Imágenes muy sugestivas se me aparecen de repente: cuerpos entrelazados, músculos contraídos de placer, gemidos entrecortados en el oído. Lo miro de reojo, su rodilla sigue ahí. Hace calor, pero no me animo a moverme. El guarda entra a la cabina y pide los boletos, nuestras piernas inevitablemente se dividen, así como las figuras en mi mente hasta esfumarse completamente. 

A veces me basta una canción para pensar en vos y sonreir. Y a veces es suficiente un roce o un cruce de miradas para alejarme de tu recuerdo y seguir viajando sola. 
Algunos hablan de amor, sin embargo para mí es otra cosa.

jueves, 2 de agosto de 2012

Quería escribir

Quiero escribir. Las manos me tiemblan tímidas sobre el teclado. Quiero escribir y la voz de Mick Jagger sale del parlante de mi computadora (se puede hablar de parlantes en las notebooks? los parlantes para mí son otra cosa en mi memoria, qué más da). Hoy en día existen muchas distracciones, y yo quisiera escribir, el chat suena, una amiga me "habla", una notificación se enciende, un mail me llega, me enganché viendo fotos graciosas. Tengo el té preparado al lado mío. Quiero sentarme tranquila y escribir. Tal vez poder hacerlo cerca de una ventana que dé a un patio florido, o a una calle tranquila, o agitada, depende de lo que quiera escribir. 
Quiero escribir, pero no tengo ni patio florido, ni calle tranquila. Las ideas se me agolpan y se terminan enredando sin discriminante. Quizás no sean buenas ideas. ¿Por qué escribir, entonces? ¿Para qué? Las ideas, buenas o malas que sean, necesitan expresarse, quieren salir a la luz. ¿O soy yo que quiero exponerlas, manifestarlas, venderlas, compartirlas? Liberarlas, tal vez.

viernes, 27 de julio de 2012

"No sé si pájaro o jaula", Alejandra Pizarnik


Alejandra Pizarnik es una de las grandes voces femeninas de la poesía latinoamericana. Su obra poética marca una ruptura con los modelos clásicos traspasando los límites del lenguaje, jugando con ellos y plasmándolos a suo piacere.

En estos días he estado leyendo sobre su vida y su obra, aquí comparto con Uds. su biografía y luego, algunos poemas que me gustaron mucho.


«En fin, tengo mucho miedo y sin embargo estoy maravillada, fascinada por lo extraño 
y lo inextricable de todo lo que soy, de todas las que soy y las que me hacen y deshacen» 

miércoles, 18 de julio de 2012

De idas y vueltas, de la mano de Cortázar

El otro día mientras leía Rayuela, me pasó lo que me pasa cada vez que alguien habla sobre el desarraigo de aquel que se va: me sentí identificada. En realidad, el texto que estaba leyendo se refería a aquel que regresa después de mucho tiempo y la mezcla explosiva de emociones que eso conlleva. Horacio, de vuelta en Argentina, siente eso que sentimos muchos que nos fuimos y que alguna vez regresamos, sin poder ser los mismos de antes.


Se dio cuenta de que la vuelta era realmente la ida en más de un sentido. Ya vegetaba con la pobre y abnegada Gekrepten en una pieza de hotel frente a la pensión "Sobrales" donde revistaban los Traveler. Les iba muy bien, Gekrepten estaba encantada, cebaba unos mates impecables, y aunque hacía pésimamente el amor y la pasta asciutta, tenía otras relevantes cualidades domésticas y le dejaba todo el tiempo necesario para pensar en lo de la ida y la vuelta, problema que lo preocupaba en los intervalos de un corretaje de cortes de gabardina. Al principio Traveler le había criticado su manía de encontrarlo todo mal en Buenos Aires, de tratar a la ciudad de puta encorsetada, pero Oliveira les explicó a él y a Talita que en esas críticas había una cantidad tal de amor que solamente dos tarados como ellos podían malentender sus denuestros. Acabaron por darse cuenta de que tenía razon, que Oliveira no podía reconciliarse hipócritamente con Buenos Aires, y que ahora estaba mucho más lejos del país que cuando andaba por Europa. Sólo las cosas simples y un poco viejas lo hacían sonreír: el mate, los discos de De Caro, a veces el puerto por la tarde.

jueves, 12 de julio de 2012

"Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre" - Hoy, Julio Cortázar

Julio Cortázar nace en Ixelles, Bruselas el 26 de agosto de 1914, de padres argentinos. El contexto del nacimiento de Julio es el de una Europa amenazada por la Primera Guerra Mundial: Bélgica, de hecho, está ocupada por los alemanes, y los bombardeos marcan el parto y los primeros meses de vida del futuro poeta. Luego, los Cortázar vivirán en Suiza y más tarde en Barcelona, lugares que quedarán guardados en la memoria de Julio, y que contará en algunos de sus relatos.
A los cuatro años de edad, Julio ya vive en Argentina, en el barrio bonaerense de Banfield, en una casa con patio, y llena de mujeres (madre, tía, hermana). De niño, Cortázar tiene una salud bastante precaria, y se ve obligado a pasar mucho tiempo en la cama, leyendo y escribiendo.
Se forma como maestro normal en Letras y luego, se inscribe a la Facultad de Letras de la Universidad de Buenos Aires, pero abandona en el segundo año para dedicarse a la enseñanza y así poder ayudar a la economía familiar. Dicta clases en varios pueblos de la provincia de Buenos Aires, y en 1944 en la Universidad de Cuyo, impartiendo cursos de literatura francesa. En estos años también empieza a publicar sus primeros cuentos, y se recibe de traductor público de inglés y francés.
En 1951 sale a la luz Bestiario, una colección de relatos que obtiene mucho éxito en Argentina. Poco tiempo después, debido a su oposición contra el gobierno de Perón, Cortázar decide marcharse a París y allí residirá toda su vida.
Julio Cortázar muere el 12 de febrero de 1984 en París, dejando un legado poético maravilloso, innovador, mágico. Sus obras inauguraron una nueva manera de concebir la literatura en el mundo hispánico, creando una fractura con los modelos clásicos, con la temporalidad lineal y con los personajes poco desarrollados, chatos o sin profundidad psicológica.
Entre sus obras más famosas se encuentran: las colecciones de cuentos y relatos (Final del juego, Historias de cronopios y de famas, Todos los fuegos el fuego, entre otras) y novelas como Rayuela.

Hoy quería compartir algunos poemas escritos por Cortázar, que me mostraron un lado del autor que  desconocía, y que me encantó.

viernes, 6 de julio de 2012

De aeropuertos y llantos

No puedo dormir. Los motivos pueden ser varios: estoy con los horarios cambiados, estoy pasada de revoluciones o no puedo dejar de pensar en los aeropuertos.
Sí, los aeropuertos, esos lugares inmensos, repletos de gente con valijas, mochilas, ruidos, olores, historias de vida. Lejos de ser una antropóloga frustrada, siempre me gustó observar a las personas durante mis viajes: al chico sentado frente a mí en el tren que escucha música y de vez en cuando encuentra mi mirada, a la señora que trata de leer para placar el ansia de su "primera vez" en avión, al matrimonio con hijos pequeños que lloran y corren de acá para allá por la sala de espera antes del vuelo. ¡Cuántas vidas cruzadas en un aeropuerto! Cuántas historias sin conocer, cuántos corazones rotos, cuántos sueños postergados. O por cumplir, tal vez. 

"Bristol International Airport, last call for all passengers travelling on flight ..." -decían los altoparlantes. No les presté atención, ya que no se trataba de mi vuelo, pero poco importaba, ya me estaba yendo. Era junio de 2010, y mi historia se empezaba a llenar de grietas, imperceptibles mas definitivas.
Había transcurrido en Swansea nueve meses, vividos intensamente, entre la universidad, los pubs y las fiestas. Volverme a Italia significaba dejarlo todo, esa vida hecha de amigos nuevos, saquitos de té PG, la playa, las Foster's, cheese&chips
Era, también, separarme de F. 

Bristol International, entrance hall. [fuente]

miércoles, 4 de julio de 2012

La eñe también es gente, de María Elena Walsh

Hoy quería compartir con Uds. este texto de María Elena Walsh sobre esa letra que tanto nos caracteriza en el mundo de las lenguas, la Eñe. Me pareció muy divertido y no lo conocía, así que aquí va:

La eñe también es gente

La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta la apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutuces? ¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio? ¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní? "La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui. A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta. Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada y escaneada también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido porque así nos canta. No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski. Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania. La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.
Letra es sinónimo de carácter. ¡Avisémoslo al mundo entero por Internet! La eñe también es gente.

de la campaña "España marca"

viernes, 22 de junio de 2012

De las lluvias y los recuerdos

Ese día no había parado de llover en Barra da Lagoa, ¡nunca había visto caer tanta agua del cielo! Me acuerdo de que estaba en la galería de la casa que habíamos alquilado para nuestras vacaciones, y veía cómo las gotas de lluvia no eran gotas sino baldazos, chorros de líquido transparente sin fin, casi como cortinas de agua. Era un espectáculo inusual para mí, acostumbrada a vivir en zonas por lo general templadas. Pero Brasil es un país tropical, como bien sabemos. Por la canción. Y porque en geografía en la escuela nos enseñan las zonas climáticas. 
Tal vez impresionada por ese fenómeno meteorológico que es la lluvia tropical, me puse a pensar en mis primeros momentos en Swansea. Nada tiene de tropical esta ciudad galesa, pero sí sabe de lluvias y de mal tiempo; si algo me enseñó la aventura en el South Wales, fue a tolerar la lluvia. Y las lloviznas finitas, molestas, esas que te mojan más que una lluvia normal. O esas tormentas fuertes, rabiosas, que te hacen cerrar el paraguas, porque de nada te sirve sino para impedirte ver bien. Swansea fue eso y muchas cosas más.

sábado, 16 de junio de 2012

¿El mundo cómo era cuando yo no te amaba todavía? María Elena Walsh

María Elena Walsh nació en Ramos Mejía (Argentina) el 1 de febrero de 1930, de padre con sangre mitad inglesa y mitad irlandesa y madre de descendencia gaditana. El contexto familiar en el que se crió naturalmente influyó mucho en su obra poética: por un lado, su madre le transmitió el amor y la sensibilidad por la naturaleza, por el otro, la habilidad para aplicar el nonsense y jugar con las palabras, parece ser mérito paterno.
Cursó sus estudios secundarios en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, un ambiente educativo propicio para que una adolescente como María Elena, con las inquietudes típicas de la edad y además con su creciente capacidad artística, pudiera desarrollar una percepción del mundo ideológicamente distinta. Siempre se caracterizó por ser una joven rebelde, en la vida y en la poesía: de hecho, trabajaba con el lenguaje, experimentando con las rimas y la métrica. En 1947, Walsh publicó Otoño imperdonable, una recopilación de sus poemas de juventud, publicada a expensas de la autora, convirtiéndola en la joven promesa de la poética argentina. En 1948 Juan Ramón Jiménez la invitó a pasar una temporada en Nueva York junto a él y su esposa. Fue una experiencia poco satisfactoria para la poetisa, a pesar de haber compartido tertulias con artistas como Ezra Pound, Pedro Salinas y Salvador Dalí.
 En su vuelta a la Argentina, escribe y publica su segundo libro, Baladas con ángel. Sin embargo, durante los gobiernos de Perón se vio obligada a exiliarse en París, como muchos otros intelectuales de aquella época, por no compartir la ideología y la demagogia peronista. En la "ciudad de las luces" vivió junto a Leda Valladares, con quien además de compartir una relación sentimental, trabajó muchos años en el dúo Leda y María, cantando folklore en el Barrio Latino. Tuvieron mucho éxito en Francia, hasta lograron grabar su primer disco Le Chant du Monde. A todo esto, María Elena siguió escribiendo poemas y empezó a dedicarse a la literatura infantil, con canciones y juegos de palabras, típicas del nonsense irlandés.
Cuando regresaron a la Argentina, el dúo Leda y María no logró tener aceptación comercial, así como el libro Tutú Marambá, dedicado a la niñez, que pudo ser publicado recién en 1960. Siguieron Canciones para Mirar, Juguemos en el mundo (película dirigida por su compañera de aquel entonces María Herminia Avellaneda) y algunos ensayos. Su obra se vio censurada durante el Proceso, años en los que ella vivió en Argentina y denunció atropellos y violaciones a los derechos humanos. Durante los años de la dictadura militar, además, dejó de cantar en público, si bien temas como Serenata para la tierra de uno, Como la cigarra y Oración a la Justicia, fueron tomadas por los disidentes y los perseguidos como himnos desde el exilio. 
Su último gran amor fue la fotógrafa Sara Facio, con quien vivió la época de la insatisfacción artística, ya que todo lo que escribía no le gustaba. Quizás por este motivo, volvió a dedicarse a la literatura infantil, que ya la había consagrado como símbolo argentino entre grandes y chicos. María Elena Walsh falleció el 10 de enero de 2011 en Buenos Aires, dejandonos una obra grande, rebelde y tierna. 

María Elena Walsh, retrato de Sara Facio.
Con Ustedes hoy comparto algunas de sus poesía o canciones que más me gustan (sobre su literatura infantil, ya escribiré más adelante).

jueves, 14 de junio de 2012

Sueños de ayer y de hoy

Hay un adolescente muerto de frío en la foto que tengo en la mano, la piel de gallina lo delata. Debe ser Mar del Plata, el agua del mar en esas playas suele ser poco cálida incluso en verano. Él está ahí parado frente a la cámara y sonríe en blanco y negro.
Me pregunto en qué piensa ese joven, porque desconozco sus inquietudes. ¿Con qué soñará? Tal vez con ser jugador de fútbol, o con recorrer el mundo. ¿De cuántas mujeres se tendrá que enamorar hasta dar con la persona indicada? 
Cuanto más lo miro, menos puedo dejar de interrogarme sobre sus sueños porque todos tenemos sueños, y todos, de alguna manera u otra, queremos que se cumplan. Sin embargo, la mayor parte de nosotros no hace todo lo posible para que esos sueños se vuelvan realidad, seamos sinceros: creo que en un punto, simplemente nos cansamos y dejamos de correr tras esa idea que en algún momento nos iluminó los ojos y el alma; y así la vemos alejarse de nosotros, de a poco, lentamente, hasta que un día ya es un puntito lejano, inalcanzable.

lunes, 11 de junio de 2012

Descubriendo a Cristina Peri Rossi

Cristina Peri Rossi nació en Montevideo el 12 de noviembre de 1941, de padres italianos. Estudió Literatura Comparada, cuya enseñanza ejerció por varios años. Luego del golpe militar de 1972 en Uruguay, se vio obligada a exiliarse en España, donde vive actualmente en la ciudad de Barcelona. Entre sus obras más reconocidas se encuentran Evohé (1971), Descripción de un naufragio (1974), la novela La nave de los locos (1984), Babel bárbara (1991) y Otra vez Eros (1994).
Poeta, narradora, ensayista, traductora, Cristina Peri Rossi ha siempre sabido cómo comunicar con el mundo exterior sus pasiones, sus amores y los obstáculos para poder alcanzar los primeros. Leyendo su obra apreciamos su estrecha relación con temáticas feministas, sociales e incluso políticas, al hablar de la angustia del exilio y la costosa integración de los inmigrantes en otras culturas.
Aquí comparto con ustedes algunos poemas de su obra: Cristina Peri Rossi, una gran exploradora del territorio femenino.
Cristina Peri Rossi en su juventud

miércoles, 6 de junio de 2012

La vida como el amor, de cajón

La noche es mi amiga más fiel, es la Calíope más bella y más cercana que tengo. La noche me acompaña siempre. Y la música libera mis dedos sobre el teclado, es potente en los oídos y en las manos. 
Me encanta el mate cocido, huele a infancia, a mate cocido con leche, a mis raíces, a eso que fui y que soy; y el gusto es dulce, como las tostadas con dulce de leche, o a veces amargo, como el pan con manteca en 2002. 
Por la noche escribo y tomo mate cocido, o alguna otra infusión  que encuentre en la alacena de la cocina. Hoy exclusivamente voces femeninas me inspiran: algo de Nina Simone, Amy, Feist, Norah Jones, Fabi. ¿Por qué la mayoría de las canciones hablan de amor? De amores terminados, interrumpidos, amores jamás declarados. 
Ayer pensaba en lo loca que es la vida, un día te pone adelante una persona, te la presenta y te hace ver algo que te atrae, que te eriza la piel. Bueno, no siempre. Digamos que te gusta. Y tu mundo cambia, así como el de la otra persona. En el bien y en el mal, tu vida no será la misma, vos dejás de ser lo que eras en el instante en que conocés a alguien que te atrae. Empezás a compartir gustos, ideas, amistades, casa. A veces hasta te parece que vivieras un poco la vida del otro, y tu vieja-vida hubiera quedado guardada en un cajón esperando. Un día abrís ese cajón, de casualidad, y tu vieja-vida te salta encima, asfixiada de tanto estar ahí, guardada. Pero, ya no sabés cual de las dos vidas es la que querés, o si no querés a ninguna de las dos. Cambiar, de eso se trata.

viernes, 1 de junio de 2012

Dos poemas de Juan Gelman

Juan Gelman nació en Buenos Aires en 1930. Se lo considera uno de los grandes poetas contemporáneos de habla hispana; será porque su obra se caracteriza por una búsqueda constante del lenguaje, tan íntimo y a la vez inmensamente universal. Desde siempre comprometido social y políticamente, Gelman sufrió el exilio durante la última dictadura militar por haber pertenecido al grupo Montoneros, y además, su hijo y su nuera embarazada fueron desaparecidos y luego asesinados cuando operaba el Plan Cóndor. Esta terrible experiencia sumada al desarraigo emotivo y cultural que vivió en los años del Golpe, marcó definitivamente a este gran poeta argentino, que nunca dejó de dedicarse al periodismo y escribir sobre temáticas sociales y sobre derechos humanos.

Gelman, Premio Cervantes 2007
 Actualmente reside en México junto a su segunda mujer, y esto dice acerca de un posible regreso a su país natal: "Volver, vuelvo todos los años, pero no para quedarme. La pregunta para mí no es por qué no vivo en la Argentina sino por qué vivo en México. Y la respuesta es muy simple: porque estoy enamorado de mi mujer, eso es todo". En el año 2000, la nieta de Juan Gelman (hoy, Macarena Gelman García) fue encontrada y pudo conocer su verdadera identidad y origen, recontrándose con su abuelo paterno.

Hoy les dejo dos poemas de Gelman, de su obra Gotán (1963), que me encantan. Espero que los disfruten. 

jueves, 31 de mayo de 2012

Dedicado a Federico García Lorca, fragmentos de "España en el corazón"

Aquí comparto con Ustedes dos fragmentos del quinto capítulo de Confieso que he vivido, el libro autobiográfico más interesante y poético que he leído hasta ahora. En  "España en el corazón", Pablo Neruda cuenta sus años de juventud vividos en España, creciendo como poeta, peleando contra el franquismo y entablando amistades que fueron más allá de la muerte, como con el poeta granadino Federico García Lorca. 
Mucha emoción por el relato pero cuánta indignación por el asesinato del joven poeta! 

España en el corazón

COMO ERA FEDERICO
Un largo viaje por mar de dos meses me devolvió a Chile en 1932. Ahí publiqué El hondero entusiasta, que andaba extraviado en mis papeles, y Residencia en la tierra, que había escrito en Oriente. En 1933 me designaron cónsul de Chile en Buenos Aires, donde llegué en el mes de agosto. Casi al mismo tiempo llegó a esa ciudad Federico García Lorca, para dirigir y estrenar su tragedia teatral Bodas de sangre, en la compañía de Lola Membrives. Aún no nos conocíamos, pero nos conocimos en Buenos Aires y muchas veces fuimos festejados juntos por escritores y amigos. Por cierto que no faltaron las incidencias. Federico tenía contradictores. A mí también me pasaba y me sigue pasando lo mismo. Estos contradictores se sienten estimulados y quieren apagar la luz para que a uno no lo vean. Así sucedió aquella vez. Como había interés en asistir al banquete que nos ofrecía el Pen Club en el Hotel Plaza, a Federico y a mí, alguien hizo funcionar los teléfonos todo el día para notificar que el homenaje se había suspendido. Y fueron tan acuciosos que llamaron incluso al director del hotel, a la telefonista y al cocinero—jefe para que no recibieran adhesiones ni prepararan la comida. Pero se desbarató la maniobra y al fin estuvimos reunidos Federico García Lorca y yo, entre cien escritores argentinos.

viernes, 25 de mayo de 2012

El recuerdo de aquel primer beso

El otro día escuchando la radio, me enteré de que el 23 de mayo se celebra el Día Internacional del Primer Beso y, si bien en un principio me pareció una idea tan descabellada como ridícula (más que nada por la abundancia de fechas para conmemorar cosas con respecto a los escasos 365 días disponibles), luego se me cruzó el recuerdo de mi primer beso, my very first kiss. Bastaron esa tierna imagen y el haber estado leyendo el blog de una querida amiga (que, por cierto, les recomiendo leer si quieren pasar un buen rato y aprender algunas cosas interesantes) para hacerme cambiar de idea, y aquí estoy yo escribiendo sobre el primer beso. 
Según Sheril Kirshenbaum de la Universidad de Texas, la experiencia del primer beso es de las más intensas de la vida, más incluso que la pérdida de la virginidad. Además, ella asegura que la mayor parte de nosotros se acuerda el 90% de los detalles de aquel primer beso. Increíblemente maravilloso, ¿no creen? En un mundo en el que a veces pareciera difícil recordar el nombre de la persona con la que se compartió algo, ya sea una relación, una aventura o una noche en un boliche con algunos tragos de más, me emociona saber que casi todos guardamos tan celosamente el recuerdo del primer beso. A qué se deberá, me pregunto.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Una tarde en el Retiro y La Arboleda Perdida. ¿La felicidad es real si es compartida? Parte II

Me había quedado dando vueltas una imagen: yo recorriendo Madrid una tarde soleada de otoño, en el Retiro sola, leyendo La Arboleda Perdida de Rafael Alberti, comprado minutos antes en la Cuesta de Moyano por unos pocos euros. Tan fuerte es esa imagen de mí, feliz y serena, que siempre se aparece cuando menos me lo espero. ¿Feliz y sola, feliz a pesar de estar sola o feliz pero sola?
¿En qué se basa esa presunta felicidad? Y ¿por qué relacionar siempre el concepto de felicidad con el de soledad? ¿No puedo ser feliz estando sola en un parque leyendo un buen libro?
Para estas preguntas existen múltiples respuestas, pero no sé porqué nunca me satisfacen completamente. O tal vez, la respuesta está en la pregunta misma: ¿será que asocio el estado de felicidad con el de soledad porque en el fondo siento que para ser plenamente feliz necesito compartir ese sentimiento con otra persona?
Volviendo a aquel día en Madrid, estaba contenta y el corazón me estallaba en el pecho al ver tanta belleza. Sin embargo, todavía me acuerdo de esa sensación que me recorrió todo el cuerpo mientras miraba el Guernica en el Reina Sofía: un gran deseo de contarle todo esto a alguien, eso es todo.

Aquí les dejo la introducción de La Arboleda Perdida, de Rafael Alberti: 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Nuestros ojos

Mis abuelos en su luna de miel.


Verdes son tus ojos cuando miras el mar,
azules son mis ojos cuando miro el cielo; 
transparentes, tan sólo, cuando se miran entre ellos.
B.Z

sábado, 12 de mayo de 2012

¿Y qué hay de cierto en eso de que la verdadera felicidad es real solamente si es compartida? Parte I

Ayer pensaba en algo que una vez me dijo una compañera de trabajo: "Tu independencia, esa en la que tanto creés, tiene un precio: la incapacidad de entablar relaciones duraderas". Ella no se refería precisamente a las relaciones de tipo sentimental, mas bien aquel día hablábamos de las relaciones en general, de los vínculos.
Empecemos por el principio, me encanta viajar. Para mí, viajar no se limita solamente a unas meras vacaciones en alguna playa desierta o un finde en las afueras de la ciudad. Los viajes que más me gustan son esos que me revolucionan la vida por un tiempo, determinado, más o menos largo. Armar dos valijas, llenarlas de ropa, zapatos, libros, regalos; pensar en todas las cosas que voy a hacer cuando esté en ese lugar, a toda la gente que voy a conocer o a reencontrar; ya el simple hecho de estar en un aeropuerto me emociona. Y los vínculos, ¿qué? ¿Acaso no son tan importantes como lo es esa independencia que tanto defiendo con uñas y dientes? ¿Y qué hay de cierto en eso de que la verdadera felicidad es real solamente si es compartida? 
Todavía estoy pensando en eso. Hay días en los que los vínculos pueden más que las ganas de viajar y de seguir mi camino; otros días, sin embargo, esos mismos vínculos los vivo como si fueran ataduras, y siento que el aire me empieza a faltar y necesito volver a respirar. La idea sería que las relaciones que mantengo con otros me unan a ellos y no que me aten, ¿no?
Sí, ya sé, tengo una visión de las relaciones humanas un poco patológica.
(Continuará)


domingo, 6 de mayo de 2012

Yo misma fui mi ruta - Julia De Burgos

Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies planos sobre la tierra promisora
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante,  adelante,
burlando las cenizas para alcanzar el beso
de los senderos nuevos.
 

A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente
rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado
de los troncos viejos.
 

Pero la rama estaba desprendida para siempre,
y a cada nuevo azote la mirada mía
se separaba más y más y más de los lejanos
horizontes aprendidos:
y mi rostro iba tomando la espresión que le venía de adentro,
la expresión definida que asomaba un sentimiento
de liberación íntima;
un sentimiento que surgía
del equilibrio sostenido entre mi vida
y la verdad del beso de los senderos nuevos.
 

Ya definido mi rumbo en el presente,
me sentí brote de todos los suelos de la tierra,
de los suelos sin historia,
de los suelos sin porvenir,
del suelo siempre suelo sin orillas
de todos los hombres y de todas las épocas.
    

Y fui toda en mí como fue en mí la vida…
 

Yo quiese ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes;
cuando ya los heraldos me anunciaban
en el regio desfile de los troncos viejos,
se me torció el deseo de seguir a los hombres,
y el homenaje se quedó esperándome.


Julia De Burgos

martes, 1 de mayo de 2012

Del Primero de Mayo y de cómo muchos empleadores piensan siempre en sus bolsillos.

Primero de Mayo, qué bueno, feriado! Hoy no se labura, no hay clases, está todo cerrado. Seguramente ayer a la noche (u hoy a la madrugada en su defecto), salimos y la pasamos genial. Nada para criticar, creo que todos los trabajadores nos merecemos descansar y pasar un buen rato. Lo hemos ganado; pero, ¿realmente sabemos qué es lo que estamos festejando hoy?
Primero de Mayo, se celebra el Día Internacional de los Trabajadores. Un día como hoy, pero de 1886 en Chicago, se iniciaba una serie de protestas que durarían hasta el 4 del mismo mes (la Revuelta de Haymarket), en las que el movimiento obrero reivindicaba la jornada laboral de ocho horas. Luego de los incidentes del 4 de mayo, se llevó a cabo un juicio injusto en el que se condenó a muerte a cinco trabajadores anarquistas. 
El dato curioso: esta fecha se conmemora en muchísimos países, sin embargo, justo en los EEUU el Primero de Mayo no significa nada; ellos tienen, en cambio, su Labor Day, que se celebra el primer lunes de septiembre.

viernes, 27 de abril de 2012

Hace frío en Buenos Aires

Hace frío en Buenos Aires. Una de esas noches de otoño largas, a las que me estoy acostumbrando en este último tiempo. Una taza de té, la compu, una mantita y algo de música, infaltable. Hubo una época en la que escribía seguido por aquí (aunque hoy ya no van a encontrar huellas de aquellos delirios adolescentes nocturnos porque estuve editando algunas cositas), sin embargo, últimamente siento como si la inspiración me hubiera abandonado, se hubiera ido para siempre, sin siquiera avisarme. Puede ser que hubo un momento en el que no tenía tiempo para dedicar a la escritura ya que estaba siempre ocupada estudiando y trabajando, pero para no hacerlo en estos seis meses sabáticos...hay que encontrarle una excusa importante.
La luna desde mi balcón, hace unas semanas atrás.